Como ya sabéis, el 2015 fue un año de mierda para mí, pero una vez pasado y con una actitud mucho más positiva, debo deciros que estos últimos meses me han enseñado muchas cosas. Y es que como dijo Anita Obregón el otro día en una entrevista, la felicidad son esos momentos que uno vive entre putada y putada, y la infelicidad es precisamente creer que la felicidad es una constante, porque eso es lo que genera la frustración, creer que se puede vivir permanentemente feliz.
De mí misma he aprendido también muchas cosas que creo que me han hecho mejor persona, y es que no hay mal que por bien no venga, pero lo más importante de todo es que he aprendido a vivir la vida tal y como yo creo que es buena, sin dejarme influir por lo que se supone que es lo correcto.
Durante mucho tiempo creí que lo bueno era seguir el camino que la vida – o la educación que a mí me han dado – te marca: Estudiar una carrera, conseguir un trabajo estable, tener una pareja, conocerla, irte a vivir con ella, casarte, tener hijos, educarles bien, que estudien una carrera, y vuelta a empezar. Pero no: He estudiado una carrera que me ofreció trabajos que hoy en día he descubierto que no me llenaban nada en absoluto. Me gusta haber tenido la oportunidad de trabajar en algo que me gusta e ir formándome poco a poco, lo que me ha hecho descubrir de mí misma que me gusta estudiar, tener iniciativa y ser más creativa. Me gusta tener una pareja estable, pero también he descubierto la magia de no tenerla, de disfrutar de momentos con personas que te hacen feliz un día, una semana o lo que dure, sin compromisos, sin amor, sin celos, sin llamadas rutinarias para preguntar qué tal tu día. He descubierto que vivir sola también tiene sus ventajas, como mantener tu orden o comer a las cinco de la tarde tirada en un sofá viendo la película que tú has escogido. No quiero casarme, nunca lo he querido, y el instinto maternal brilla por su ausencia (por lo menos hasta el momento). Y he aprendido que a veces, cambiar de raíl, es la opción que te puede ayudar a ser mucho más feliz, aunque no sea lo que los demás esperan de tí.
He aprendido también que mientras un@ viva la vida como quiera, sin hacer daño a nadie, lo demás poco debe de importar; el qué dirán, las miradas constantes que parecen juzgarte, las conversaciones de otras personas que llenan sus cafés y sus vidas hablando de la tuya como si estuvieran en la posesión absoluta de la verdad o las miradas de reprobación, han pasado a importarme entre cero y nada en cuestión de meses. «La vida dirá» es una de las frases que más utilizo últimamente, y es que así es como debe de ser: Si tú decides seguir el camino que la vida te marca, puedes ser tremendamente feliz, pero si decides salirte de él, también. Debo decir que precisamente esos momentos que han surgido de manera espontánea en este 2015 son los que me han dado la felicidad, sin que ello suponga que mi vida es un caos; sí, así ha sido en determinados momentos, tampoco os quiero engañar, porque el sentirme perdida ha sido una de las sensaciones que más he tenido este año en algunos aspectos, pero que nadie se engañe, que ese sentimiento lo tienen incluso aquell@s que tus padres siempre te ponen de ejemplo en las comidas familiares.
Nadie debería decirte cómo vivir tu vida. Nadie debería decirte qué camino debes escoger. Crecer significa muchas veces equivocarte, caer, llorar, pero… ¿Sabéis el placer que supone el escoger tú mism@ el camino y saber que si no lo hubieses probado, te arrepentirías toda la vida?
La vida no siempre va a ser feliz, pero precisamente esa es la magia, así que aprende a disfrutar de esos instantes, que pueden durar segundos o años. No hacer daño a nadie, tener la conciencia tranquila y tomar decisiones sin dejarte arrastrar por la marea, por lo que el sendero te marca como el camino fácil, es el secreto para sentirse bien con un@ mism@. Y ese es el primer paso para alcanzar la felicidad. Déjate llevar, no tengas miedo y sonríe cuando tengas que sonreír y llora o acuéstate todo el día a escuchar música melancólica cuando te venga en gana. Eso es la vida, no pretendas ser Mr. Wonderful 365 días del año, que incluso a aquell@s que en Instagram te muestran desayunos fabulosos, habitaciones perfectamente decoradas o posturas de yoga imposibles, también les salen granos, sufren por amor o se sienten perdidos entre foto y foto.
Yo me he propuesto intentar vivir como yo creo que debo vivir. No sé si escogeré la opción correcta o me pegaré un buen batacazo, ya sabéis… «La vida dirá»…
Ole ole y ole. Me encanta tu actitud!…., y yo me la aplico!