Una vez me enamoré en la plaza Dos de Mayo

Siempre he soñado con escribir un libro y puestos a soñar, siempre he soñado en hacerlo en Lisboa. Por el momento no vivo en esa maravillosa ciudad y escribo microrrelatos cuando alguna fotografía me inspira una historia, así que he decidido abrir esta nueva sección en el blog – «Microrrelatos» – que en más de una ocasión algunas personas me han sugerido que hiciese.

Ayer publiqué la primera, en la que os conté que una noche me enamoré en la Plaza Dos de Mayo:

Una vez me enamoré en la plaza Dos de Mayo. Era de noche y nos despedimos en la esquina del Pepe Botella. Recuerdo ese instante como uno de los más románticos de mi vida, en el que me permití soñar sin pensar en nada más. Vi cómo se alejaba en bicicleta pedaleando hacia San Bernardo, y cuando le perdí de vista y comencé a caminar por la calle San Andrés en dirección contraria a la suya, supe que lo bonito de nuestro amor era que soñar se nos daba bien a los dos, pero eso era quizás lo único que teníamos en común. Y no nos volvimos a ver, porque tras esa noche, a los dos nos tocó abrir los ojos y dejar de imaginar mundos inexistentes.

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