(…) Recuerdo que aquel día, cuando abandoné a quien había sido mi hogar durante tanto tiempo, lloré pensando que ese dolor solo era capaz de comprenderlo quien cierra la puerta habiendo dejado la llave al otro lado, sin la posibilidad de darle una doble vuelta por fuera para sentir mayor seguridad. Ahora el que había sido mi hogar estaba abierto y en ese momento yo era la única que me había quedado sin llavero.