El pasado 22 de noviembre se presentó en el Café de Ruiz la antología de cuentos La tertulia por excelencia de la mano de Café Literario Editores, en la que tuve el inmenso honor de participar con tres relatos (Lola, El Bastos y Teresa). Meses antes había quedado con Marcelo, fundador y editor de Café Literario Editores, en una cafetería de la zona de Conde Duque en la que me propuso escribir para un nuevo libro que se estaba gestando con varios escritores. Lo cierto es que no me lo pensé dos veces, ya que este ha sido desde siempre uno de los grandes sueños que he tenido y que gracias a esta editorial he podido llevar a cabo.
El día de la presentación me invadió una sensación de nerviosismo, de cierto pudor y a la vez una emoción inmensa de haber tomado la decisión de ponerme ante la temida hoja en blanco y crear tres historias en las que las calles de Malasaña se convierten en el escenario principal. Me rodeé del resto de escritores – Pedro Roldán, Pedro M. Martínez Corada, Carlos Montuenga, Romy Llanas y Marcelo López-Conde – de invitados, familia y amigos; sin duda será una experiencia que no olvidaré jamás. Durante los siguientes días, los lectores me fueron dando su opinión y recibí con mucha ilusión una tan buena acogida de estas tres historias en las que, a través de las décadas, descubriremos lo que se esconde detrás de Lola y Teresa (y os adelanto, porque algunos curiosos lo han preguntado, que El Bastos surge de mi imaginación, pero en él podréis descubrir algunas pinceladas de algún que otro bar emblemático del barrio y tal vez por eso os resulte sencillo imaginaros sentados en una de sus mesas).
Tras esta primera publicación en papel, me quedé con ganas de más y en la actualidad estoy preparando mi primera novela corta, que lleva gestándose desde el pasado mes de enero. Es un proceso largo, que no siempre resulta sencillo, pero que sin duda estoy disfrutando muchísimo; tras ponerle punto y final a la historia, ahora viene lo que para mí es lo más complicado, las correcciones, en las que me encuentro inmersa ahora mismo. Estos meses de confinamiento me han ayudado a darle valor a las horas, los minutos y segundos, a no tener prisa y a dedicarle el tiempo que se merece a cada cosa y así estoy, tratando de que el resultado sea lo más parecido a lo que en mi cabeza se ve nítidamente como una historia bonita y real como la vida misma.
Espero que más pronto que tarde podáis tener más noticias sobre este proyecto, pero todo a su debido tiempo, y mientras tanto os animo a que disfrutéis de La tertulia por excelencia.