Porque todos tenemos derecho a estar tristes

 

Empieza Septiembre, nuevo curso escolar, y he decidido hacer algunos cambios en mi vida. Os adelanto que para mí éste está siendo un año triste de cojones. Es así, no os lo puedo expresar de otra manera; triste de cojones es la expresión que mejor define mi 2015. Aún así no pierdo la esperanza ni tiro la toalla, porque todavía le quedan unos meses y todo puede cambiar, que una cosa es estar triste y otra bien distinta ser negativa, y por el momento yo no he llegado a ese punto, a Dios gracias.

El primer cambio que he hecho en mi vida es cerrar mis redes sociales personales, manteniendo únicamente las de este blog y las que tengo abiertas por trabajo, porque una estará triste, pero tiene que comer y ese tipo de cosas. Ha sido una decisión meditada, y es que últimamente tenía la sensación de que todo el mundo parece mostrar su faceta más positiva en el mundo virtual y ha llegado un punto en el que todo me parecía demasiado irreal. No quiero decir con esto que me guste la gente que muestre una total y absoluta desgracia, nada que ver, pero siento que las redes sociales nos han empujado a querer parecer siempre felices o mostrar lo mejor de nosotros mismos, todo ello disfrazado con filtros que nos hacen parecer eternamente bellos y rodeados siempre de ambientes ideales. Cada vez que veía mi Instagram sentía que mi año no podía resumirse en esas imágenes, no mostraban una realidad de lo que están siendo estos meses para mí y yo no sirvo para eso, definitivamente. También veía las redes de personas que sé que están pasando un mal momento en su vida, pero lo que reflejan es una vida plagada de placeres. No logro entender porqué tenemos que privarnos del derecho a estar tristes. No logro entender porqué tenemos que vivir una felicidad virtual permanente. 

Bosque

El caso, que no me quiero liar – y esto anterior quiero dejar claro que es sólo una opinión personal que sé que no tod@s estaréis de acuerdo y lo respeto – es que este año dedicaré las redes sociales – Facebook y Twitter – para mostraros lo mejor de Malasaña siempre que me sienta con ganas. Os dije durante estos meses que estaba viviendo un proceso de reenamorarme del barrio y, aunque poco a poco vuelven esas cosquillitas en el estómago, todavía hay planes que no me apetece hacer y tened por seguro que no los haré únicamente para llenar de contenido el blog. Lo que haga y lo que publique será porque realmente sienta que merece la pena y me haga sonreír. Malasaña está siendo una buena terapia para encontrar momentos de felicidad que, aunque no suelen durar todo el día, me hacen olvidar las cosas negativas durante algunas horas. 

Y si hay algo que me hace sentirme motivada es retomar el canal de Youtube. Este año quiero hacer posts acompañados de vídeos, aunque todavía estoy en proceso de ver cómo los planteo, porque quiero hacerlos amenos y diferentes. Estoy recibiendo muchos consejos por vuestra parte y no os imagináis lo que lo agradezco. Vuestro apoyo es muy importante para mí, no os imagináis cuánto. 

Siempre os he dicho que a pesar de que me dedico profesionalmente al mundo de las redes, creo que para generar contenidos interesantes, hay que vivir la vida real y dejar a un lado la virtual. No creo que sea necesario mostrar cada momento de nuestro día, porque absolutamente NADIE tiene una vida tan sumamente interesante. Guárdate algunos momentos para tí y para los tuyos para hacer de ellos algo especial. Veréis lo bonito que es experimentarlo, parece que lo hemos olvidado.

escoger-un-camino

En mi cabeza tengo varios proyectos en marcha que me gustará contaros si van saliendo, nada que ver con el mundo blogger o virtual. Me alimenta el alma aunque sea sólo soñarlos. 

Como podéis comprobar, este es un post un tanto peculiar y diferente al que os tengo acostumbrados, pero me apetecía escribirlo y desahogarme, y además así podéis entender un poco más mi punto de vista sobre algunas cosas. No quiero decir con esto que las redes sociales no me hayan aportado muchas cosas positivas, porque gracias a ellas he conocido a gente maravillosa – de hecho gracias a este blog he conocido a gente que ahora considero amigos – y profesionalmente han sido un empujón brutal para mí. Sólo quiero aconsejaros que no tengáis miedo a estar tristes, como la felicidad son fases que van y vienen, que ni Facebook, ni Twitter ni Instagram os obliguen a sonreír siempre y que guardéis una parte de vosotros mismos únicamente para la gente que queréis. Yo he empezado a experimentarlo en estos últimos meses y os aseguro que puede ser maravilloso. Y a los que estáis tristes, que sepáis que tarde o temprano, acabará saliendo el sol. Que no os quepa ni la menor duda.

¡Feliz fin de semana! 

Las diez ventajas de trabajar en un coworking: mi experiencia personal

Para quienes seguís habitualmente mi blog, sabéis que desde hace unos meses he comenzado a trabajar en El Patio, donde colaboro en la coordinación y la comunicación del espacio y, además, soy coworker y desempeño el resto de trabajos que hago como freelance. Para mí, que ya me había acostumbrado a trabajar desde casa, ha supuesto un cambio radical en mi vida laboral y hoy os quería comentar – sobre todo para que lo podáis tener en cuenta aquellas personas que trabajáis desde casa o que estáis pensando en comenzar un proyecto personal – las ventajas de trabajar en un espacio común de trabajo. 

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

1. TE AYUDARÁ A MARCARTE UN HORARIO DE TRABAJO

Uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos las personas que podemos desempeñar (parte) de nuestro trabajo desde casa, es la dificultad de establecer un horario de trabajo: Hacer las tareas domésticas, concertar citas, picotear entre horas o hacer pausas más largas de lo deseable, pueden hacer que tu jornada laboral se prolongue hasta la madrugada. Venir a trabajar a un coworking te ayudará a ponerte un horario de trabajo, organizar mucho mejor tus tiempos y saber desconectar los días de descanso que estipules. Gestionar tu tiempo es algo sumamente importante para sentirte bien contigo mism@. 

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

2. TE OBLIGARÁ A DESPRENDERTE DEL PIJAMA, VESTIRTE Y PISAR LA CALLE TODOS LOS DÍAS… ¡ALGO MUY NECESARIO PARA MANTENER LA CABEZA EN SU SITIO!

Yo soy de las que piensa que quedarse en casa encerrada durante días, por mucho trabajo que tengas, es totalmente insano, para la mente y para el cuerpo. Obligarte a ir a la oficina todos los días te ayudará a organizar tu tiempo y repartirlo entre trabajo, vida doméstica y ocio, cada cosa a su hora. ¡Deja el pijama para dormir, pónte ropa cómoda y vete a trabajar a un lugar en el que te sientas a gusto y en un entorno adecuado para desempeñar las tareas del día!

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

3. TE AYUDARÁ A RELACIONARTE CON GENTE, NO SÓLO PROFESIONALMENTE, SINO TAMBIÉN PARA DESCONECTAR EN LOS TIEMPOS DE DESCANSO

Trabajar desde casa puede darte la espantosa sensación de sentirte muy solo. Dicen que a lo largo del día es bueno que se hable al menos con seis personas diferentes, preferiblemente que no sean de tu entorno familiar o amigos, así que venir a trabajar a un espacio común, puede ser una buena solución; conseguir contactos para posibles trabajos o simplemente tomarte un café con alguien que te ayude a desconectar durante tu rato de «recreo» te sentará muy bien, ya lo verás.

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

4. DISPONDRÁS DE UN LUGAR AGRADABLE Y CONFORTABLE DONDE RECIBIR A TUS CLIENTES O POSIBLES VISITAS

Sin duda, recibir a un (posible) cliente en una oficina imprime más seriedad que recibirlo en el salón de tu casa; además, casi todos los coworkings cuentan con diferentes salas donde poder hacer una reunión en un espacio más íntimo. Aprovecha al máximo esta oportunidad para recibir a tus visitas como se merecen. 

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

5. ADEMÁS DE UTILIZARLO COMO OFICINA, PODRÁS APROVECHAR EL RESTO DE SUS ESTANCIAS PARA DESARROLLAR OTRO TIPO DE ACTIVIDADES

Un coworking es mucho más que una mesa en un espacio común de trabajo; por lo general, en las zonas comunes suele haber vida de otro tipo: Exposiciones, talleres, cursos… Puedes utilizarlos para desarrollar tus propias actividades o también para participar en las que se organicen. 

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

6. TENDRÁS UNA MESA DE TRABAJO QUE NO ESTARÁ DESTINADA A NINGUNA OTRA TAREA

Yo, que he trabajado desde casa, reconozco que en algún momento mi mesa de trabajo parecía más un cajón de sastre que otra cosa: En ella he llegado a poner desde una taza de té y los restos de algún tentempié, hasta la ropa pendiente de planchar… ¡Así no se puede! En un coworking, al compartir el espacio con más gente, te verás en la obligación de ser más ordenado, y lo creas o no, mantener un entorno limpio, te ayudará a organizar mucho mejor las ideas en tu cabeza.

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

7. NO TE ACOSTARÁS SIN SABER UNA COSA MÁS: RELACIONARTE CON GENTE DE DIFERENTES SECTORES TE ABRIRÁ LA MENTE Y TE AYUDARÁ A VER EL TRABAJO DESDE DIFERENTES PERSPECTIVAS

Ésta es una de las ventajas que yo veo más beneficiosas de los coworkings; trabajar desde casa hace muchas veces que el único punto de vista que veas sea el tuyo, pero trabajar con más gente – que en ocasiones puede haberse visto como freelance o autónomo en una situación similar a la tuya – te ayudará a plantearte las cosas desde otro ángulo. Yo cada día aprendo algo nuevo rodeada de gente con proyectos muy diferentes y en ocasiones me ayudan a capear el temporal laboral en el que me encuentro o sencillamente tratan de aconsejarme lo que debo de hacer. Y es que a veces, compartir los problemas con gente que puede entenderte y ponerse en tu lugar, es una de las mejores soluciones. 

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

8. TE AYUDARÁ A ENTERARTE DE EVENTOS, TALLERES, CURSOS O EXPOSICIONES QUE PUEDEN SER DE TU INTERÉS (PERSONAL O PROFESIONAL)

Salvo raras excepciones, en los coworkings conocerás a gente con proyectos muy variados y que no siempre tienen que ver con el sector en el que tú trabajas; ésto va a suponer que seguramente se desarrollen actividades de todo tipo y, aunque habrá algunas que no te influyan en tu vida profesional, pueden ayudarte a llenar tu alma, como exposiciones, presentaciones, talleres literarios o pop ups. ¡Aprovéchate de ello al máximo, que además es una manera estupenda de desconectar y disfrutar de tu tiempo de ocio sintiéndote como en casa!

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

9. AHORA QUE YA ESTÁS EN UNA OFICINA, DEJARÁS DE ESCUCHAR FRASES DEL TIPO «¡HAY QUE VER QUÉ BIEN VIVES!«

Nadie sabe mejor que un freelance que trabaja desde casa lo incómodo y la impotencia que genera que te digan frases de este estilo. Si bien es cierto que en mi caso personal yo aprovecho mucho mejor el tiempo ahora que estoy en un coworking – creo que me organizo mejor y respeto más mi tiempo libre para hacer otro tipo de actividades – reconozco que, aunque mucha gente así lo crea, trabajar desde casa – aunque sea en pijama y con mayor libertad horaria – no es tarea fácil; necesitas mucha disciplina y fuerza de voluntad y de verdad os digo que aunque no tengas una hora de entrada y de salida, la gente debe comprender que no siempre estás disponible para hacer cualquier  otro tipo de cosas.

El tener una hora de entrada y de salida en el trabajo te va a suponer que la gente no te moleste en cualquier momento del día y comprendan que, por muy freelance que seas, tú también estás ocupad@. 

Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/
Fotografía: http://elpatiodelapierna.net/

10. TE HARÁ SENTIRTE UNA PERSONA MUCHO MÁS PRODUCTIVA, EN TODOS LOS SENTIDOS

Una de las cosas más importantes es saber organizar tu agenda, de esa manera te sentirás satisfecho y disfrutarás el doble de tu tiempo libre. No siempre la cantidad de horas que se trabajan va vinculado a la productividad, así que organízate, intenta realizar tus tareas durante el tiempo que pases en el coworking y desconectar en cuanto salgas por la puerta. Aprender a disfrutar del tiempo libre y desconectar del trabajo es uno de los secretos de la felicidad. 

Mi top ten de cosas que me motivan en Malasaña (y otras no tanto)

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

Hace un tiempo os conté que quería escribir un post hablando de las cosas que me motivan – y otras no tanto – de Malasaña. Como bien sabéis los que me seguís habitualmente, este año he sufrido un «ligero» desenamoramiento temporal del barrio, y es que a veces hacer prácticamente el 100% de tu vida, tanto personal como laboral en sus calles, puede llegar a saturarte hasta el extremo. He querido dejar este post para ahora, que en mi cabeza ya está rondando el volver a mudarme al centro, porque no quería escribir algo demasiado pesimista; yo adoro este barrio, con sus pros y sus contras, y siempre lo comparo a una pareja de mucho tiempo, que hay días que te despiertas realmente enamorada de ella y otros en cambio, necesitas perderla de vista. Bueno, así soy yo con las parejas, quizás ustedes gocen de algo más de paciencia… Así que aquí van las diez cosas que me motivan de Malasaña, con sus pros y sus contras… ¡Empezamos! 

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

1. MALASAÑA DA VIDA… Y OTRAS VECES TE RESTA CALIDAD DE VIDA

Yo soy de una ciudad de provincias, preciosa y pequeñita, donde no estamos habituados a ver vida por las calles las 24 horas del día; en mi ciudad los domingos son para estar en casa – aunque eso está cambiando poco a poco – y por eso cuando puse por primera vez un pie en Malasaña, supe que tenía que vivir aquí por lo menos unos cuantos años: Calles llenas de gente, oferta gastronómica con terracitas incluso en los meses más fríos, pequeños comercios, actividades a pie de calle, ocio de lunes a domingo… ¡Así da gusto! Pero querid@s, el problema de toda esta actividad frenética que no para llega cuando vives en una de las calles más transitadas del barrio y cae la noche… Silencio, bendito silencio… ¡No sabes lo que se te puede llegar a echar de menos! Y es que si el ruido de la gente, los gritos de exaltación de la amistad y las canciones típicas de las salidas nocturnas no te permiten dormir, a la mañana siguiente te resultará harto difícil disfrutar de todo lo mencionado en las primeras líneas. Os lo digo por experiencia. Si venís a vivir al barrio, buscad una calle poco transitada, seréis mucho más felices. 

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

2. MALASAÑA ES UN PUEBLO EN MEDIO DE UNA GRAN CIUDAD, CON SUS PROS Y SUS CONTRAS

Vivir en Malasaña te producirá una sensación muy extraña: Te parecerá que vives en una pequeña ciudad en la que dispones de todo, pero en apenas unos pasos, estarás en Fuencarral y Gran Vía, dos de las calles comerciales más conocidas de la capital. Me encanta la sensación de poder salir con tu carrito de la compra e ir a buscar cada producto a un negocio diferente: La carnicería, la pollería, la frutería, la pescadería, una paradita técnica para tomar el cafelito… Pero como en todo pueblo, deberás ser fiel a cada uno de los negocios o si no comenzarán las malas caras…. ¡Qué le voy a hacer si no puedo seguir pagando un mango a 4 €! Tendré que cambiar de frutería, lo siento… ¿Quieres que me arrodille? Porque esto es así, hay negocios que cuando creen tener el monopolio o saben que venden el mejor producto del barrio, en lugar de parecerte que estás en un pueblo, creerás estar en pleno centro de Nueva York. 

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

3. MALASAÑA RESPIRA, A VECES A PASOS AGIGANTADOS (Y ACELERADOS)

Siempre que hablo con gente que venimos de ciudades más pequeñas, coincidimos en decir que una de las cosas que más nos estresa de Madrid es el metro; yo no sé qué les pasa a los madrileños, pero sea lunes a las ocho de la mañana y tengan que ir a trabajar o sábado a las cinco de la tarde y vayan a dar un paseo en barca al Retiro, SIEMPRE, SIEMPRE, parece que tienen prisa. Y cuando llevas años viviendo en Madrid, te conviertes en uno de ellos y haces exactamente lo mismo: Correr de una línea a otra como si no hubiera un mañana es el pan nuestro de cada día, es imposible no caer en ello. Bueno, pues eso podemos trasladarlo a muchos ámbitos, y en Malasaña este tipo de cosas suceden por ejemplo con los negocios: Si no te das prisa en ir a visitarlos, puede que cuando vayas, hayan cerrado y en su lugar te encuentres un Carrefour Express. Inspirar, espirar, inspirar, espirar… 

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

4. MALASAÑA ES TENDENCIA, LLEGANDO A VECES AL EXTREMO DE LA SATURACIÓN Y LA RIDICULEZ

«Malasaña está lleno de modernos»… ¿Cuántas veces lo habéis escuchado? Y sí, es cierto, no cabe duda de que por lo general, los vecinos de este barrio son muy coquetos y se preocupan por la estética – sí, sí, incluso el que parece recién levantado, que no os engañen. Mentiría si os digo que yo no me dejo influir por lo que lleva la gente puesto o lo que veo en los escaparates y es que, tratando siempre de ser fiel a mi estilo, me influyen las tendencias como a (casi) todo hijo de vecino. Quien diga que no, miente. Pero os diré una cosa – que seguramente no le sorprenderá a los que viven aquí – he llegado a ver cosas que rayan la estupidez: Mes de diciembre, 22 horas, menos 2 grados, un tipo en bermudas, calcetines blancos hasta la rodilla y chanclas de ducha… Querido, tú no creas tendencia, tú tienes un problema… Y como éste, mil ejemplos. Algunos deberían aprender que a veces los límites no están para saltárselos, especialmente cuando dejas de ir vestido para ir disfrazado.

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

5. LOS NEGOCIOS EN MALASAÑA SON ORIGINALES Y ESPECIALES, PERO CUANDO ALGO GUSTA… ¡TODOS A UNA! 

Cuando en medio de una ciudad encuentras un local decorado con muebles vintage, te paras a mirarlo – e incluso a tomar algo – porque te resulta curioso; cuando una pastelería vende pasteles o magdalenas llenos de color y rellenos deliciosos, no te importa rascarte un poco más el bolsillo y probarlo; cuando una tienda vende ropa estampada de esa que se ponía tu madre cuando era joven, entras e incluso te atreves a llevarte alguna prenda que te ayude a verte diferente al resto. Pero… ¿Y si tu calle se llenase de bares decorados con muebles que te recuerdan a la casita del pueblo de tu abuela, de negocios que te clavan por una porción de tarta lo mismo que pagarías en el supermercado por todos los productos y te la pudieses hacer tú en casa o de tiendas que traen hawaianas como churros? En Malasaña sobran sitios hipercuquis y faltan sitios que te pongan una caña con un pincho de tortilla y cacahuetes… ¡Tapas de toda la vida, señores! ¡Eso es lo que queremos! 

¡Y ojo! A mí me encantan ese tipo de negocios, los frecuento muchos días, pero me parece surrealista que sea más sencillo encontrar combos de sushi que un pepito de ternera… ¡Y no saben cuánto lo echo de menos! 

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

6. EN MALASAÑA TODO ESTÁ PERMITIDO… ¿ESO ES SIEMPRE BUENO?

A mí personalmente no me importa que la gente beba en la Plaza Dos de Mayo una lata de cerveza al caer la noche, de hecho reconozco que alguna vez lo he hecho y que se está la mar de bien – a veces incluso mejor que sentada en una terraza; tampoco me molesta – es más, me encanta – que la gente cuando redecora su casa baje los muebles a la calle para tratar que alguien le de una segunda vida. Son cosas que pasan en Malasaña de manera habitual y no le vería ningún pero si no fuese porque en ocasiones, la gente es muy guarra: Si bebes en la Plaza, no dejes la lata tirada en el suelo al marcharte y mucho menos mees contra la fachada de un edificio; si te quieres deshacer de muebles que están destrozados o colchones que tienen más manchas que un dálmata, avisa a los servicios de recogida: NADIE los va a reutilizar porque dan asco. 

No sé cuál es la solución a este tipo de problemas, pero de verdad os digo que a veces despertarse en este barrio y bajar a pasear a tu perrito tan tranquilamente de buena mañana es peor que una ginkana. Lo que se llega a ver por las calles a las nueve de la mañana de un sábado sólo los sabemos los que somos vecinos de este barrio, que vamos saltando obstáculos pasito tras pasito… No sé si las multas son la mejor medida, pero desde luego está claro que falta mucho civismo por parte de algunos y, lamentablemente, nos afecta a tod@s. 

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

7. HACER VIDA EN EL BARRIO ES MARAVILLOSO, PERO RECUERDA… ¡HAY VIDA MÁS ALLÁ DE SUS FRONTERAS!

Vale que Malasaña tiene (casi) de todo y es muy divertido, pero os recuerdo que cerca tenemos otros tantos barrios madrileños maravillosos que os ayudarán a desconectar y a ver la vida desde un prisma distinto (y muy necesario). Vivir, trabajar y disfrutar del ocio y del tiempo libre en el barrio, puede llegar a saturar, así que ya sabes, organiza tu agenda semanal y propónte descubrir otros rincones de la capital que te ayudarán, no sólo a desconectar, sino también a abrir tu mente. 

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

8. SI VIENES A DISFRUTAR DE MALASAÑA, SIEMPRE SERÁS BIENVENIDO, PERO ESO SÍ… ¡RESPETA!

Quienes vivimos en Malasaña está claro que estamos habituados – y en el fondo nos encanta – tener gente alrededor, si no nos iríamos a vivir a otro barrio más tranquilo y listo. Lo que nos gusta es salir a la calle y escuchar risas, bullicio, ver movimiento, en definitiva. Pero eso sí, también nos gusta el silencio – sobre todo cuando al día siguiente te tienes que levantar temprano para ir a trabajar – así que aunque entendemos que vivimos en una zona que no descansa durante las 24 horas del día, agradecemos una infinidad que la gente respete el descanso y la limpieza. Un favor sencillo, ¿Verdad?

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

9. MALASAÑA ES COMO LAS RELACIONES, A VECES QUERRÁS NO SEPARARTE NUNCA DE ELLA Y OTRAS EN CAMBIO DESEAS PERDERLA DE VISTA

¿Nunca habéis tenido una relación de la que estáis profundamente enamorad@s, pero que hay momentos – cuando se va de viaje o sale con sus amig@s – que os sentís tremendamente a gusto sol@s en casa? Pues eso es precisamente lo que nos pasa con Malasaña a los que somos vecinos del barrio. A mi personalmente me encanta la vida aquí, pero cuando he comprado un billete para irme el fin de semana a mi ciudad, desde el lunes estoy deseando que sea viernes y pasar unos días en un lugar tranquilo, en el que poder recorrer las calles caminando sin hacer uso del metro, bajar con 20 € y que te lleguen para ir a cenar y tomar unos vinos, cruzarte con gente que conoces de toda la vida… Pero de pronto, el domingo cuando coges el tren de vuelta a Madrid, tienes la sensación agradable de volver a ver ese «barrio-novi@» y hasta llega a importarte tres rábanos que una hamburguesa pueda llegar a costarte 12 €… ¡Ya puedes volver a abrazarla! Eso es amor, querid@s, amor del bueno…

Malasaña. Fotografía: www.cuandosonries.com
Malasaña. Fotografía: http://www.cuandosonries.com

10. MALASAÑA ES EL MEJOR BARRIO DE MADRID… ¡Y QUE ASÍ SIGA SIENDO! 

A mí sinceramente me da igual que la gente diga que este barrio fue mejor en épocas pasadas, que ha perdido su esencia y que ahora sólo hay hipsters, cupcakes y cervezas artesanales. Yo lo he conocido hace algo más de tres años y he de decir que estoy casi segura de que con el tiempo – quizás cuando pasen unas cuantas décadas – y volvamos aquí con el pelo canoso y un bastón en la mano, diremos que vivir en Malasaña fue una de las mejores experiencias de nuestra vida. Para mí es el mejor barrio de Madrid, me da vida – aunque a veces me la quite – y sí, me estoy reenamorando poco a poco de él, porque como las relaciones largas, nosotros dos también hemos tenido nuestros baches y crisis. Pero yo amo Malasaña, no lo puedo evitar…